¿Ahora somos?

Vimos venir el diluvio,
se acerco como si fuera suave,
como si su presencia no se notara,
como si el silencio fuera solo incertidumbre.

Vimos la nube y el relámpago,
el trueno vino tras tus labios,
tras tus delicados y suaves labios,
esos, que en un punto del camino,
solo eran para mi.

Tus ojos eran perfectos,
del color de la tierra mojada,
esa que empapaba mi alma
del frío hielo de tus manos.

Saque el paraguas,
me susurré que no ibas a ser eterna,
me equivoqué.

Ahora todo esta bien,
o no,
o si.

Ahora todo es miedo,
ahora el diluvio es universal,
y mi paraguas no puede con tu miedo
transformado en gotas sabor a lágrimas.

En lágrimas sabor a mar,
el mar que sacia mi alma
de tus embestidas,
de tus olas,
de ti.

Descendió el diluvio,
me empapé,
empecé a oler a ti,
a saber a ti,
a sentir tus frías manos recorriendo mi fría piel,
mis fríos sentimientos.

Descendió el relámpago,
la luz nos cegó la vista,
nos encontró.

Se oyó el trueno,
el ruido ensordeció nuestros oídos,
nos oímos.

Nos calamos hasta los huesos,
nos amamos,
nos sentimos.

Bendito diluvio,
bendito invierno,
bendito aguacero.

Ahora somos ese eterno mar de lagrimas,
esa eterna constelación formada por tus lunares,
ahora somos escarcha a la mañana,
y paseos por Madrid al anochecer,

ahora somos miedo y valentía,

ahora somos

...

¿ahora somos?


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