Feliz navidad, mamá

Pude ver acariciar el vaivén de la melancolía en sus mejillas color albaricoque.

Pude respirar, ver, y creer aunque solo quisiera correr hasta que todo se arreglase. Y no, no me convenció la caída vertiginosa del tiempo contra mi polvorienta y ensordecida tristeza.

No lo entendí, tampoco ahora. Aires que huelen a ti, pero que no acarician tus pies por encima del espacio tiempo del mundo.

Tú atada a tu rincón de porcelana que nunca rompe, que nunca escapa, que nunca brilla por encima de tu pesimismo crónico, de tus manias y tu insensatez.

Y una lágrima se rompió sentado por tierras inglesas, pensando en tu medicina perfecta para la cura de tu enfermedad, malditas noches carmesí, ninguna me dio la respuesta.

Imagínate que susurra el mago del cuento, y te cuenta que puedes conseguir poderes mágicos
para parar
el huracán
de inmadurez
creado
en tu subconsciente.

Imagínatelo. Yo lo hago.

Y aquí, a millones de miles de kilómetros pensando en como frenar este motor en marcha desde hace más de 8 años, y no consigo atarme el cinturón para frenar la caída, para no herirnos, para siempre protegerte.

No pretendo crear falsas historias en mi memoria que me arropen por la noche, y me hagan complice de una realidad poco correcta.

Por eso, hace tiempo prometí no buscar curas,
ni medicinas,
ni matar dragones por salvar tu pequeña corona de plástico,
ni matarme a mi para que vivas tú.

Cuando quieras,
no importa la temporalidad de tu decisión,
ni importa como lo hagas,
ni si quiera cuanto te cueste, 
cuando quieras
te estaremos esperando 
para verte romper muros de porcelana
para hacerlos a tu medida,
a tu imagen y semejanza de lo que 
fuiste
eres
y serás.


Feliz navidad, mamá.

Comentarios

Entradas populares