Un concierto sin nosotros

Las 17:45 un precipicio entre mi desafortunada borrachera y el final de mi cama, me atormento cada noche buscándote en cada bar, en cada resquicio que se llena con aire y no con tu piel.
Me dispongo a ponerme en pie, no distingo mis calzoncillos entre tanta jauría de botellas de alcohol, decidí avanzar, el pasillo de repente se volvió eterno, el baño ya no estaba a dos pasos de mi cuarto, sino a un millar de km (sin ti).
Miro el calendario, ¿ya agosto? Me pregunto. ¡26 de agosto! Miro de nuevo, hoy era el día.
Acerque mis pies alborotados a la primera escalera de aquella enrevesada serpiente por la que tenía que bajar, pose un pie, luego otro, el resbalón era inmediato, al igual que mis ganas de volver a emborracharme. Llego a la cocina, sin fuerzas, abro el frigorífico, solo quedan restos de pizza y una cerveza a la mitad. Me doy media vuelta, doy un portazo y me desvanezco sobre el pasillo...

...

21:30, me levanto desconcertado, ¿donde estoy? Me pregunte. Ahí estaba, varado en aquel pasillo que ya había perdido toda la importancia. Me levanto sin fuerzas, miro el reloj, eran las 21:34, ¡no llegaba! Corro a la habitación, cojo la camisa blanca sin planchar, me la pongo rápido, cojo la americana, los pitillo y los zapatos, me visto a la vez que me dirijo a la puerta, llegaba tarde, el concierto era a las 22:00. Salgo corriendo de casa, me monto en el coche, arranco. Las 21:45.

Era mi última oportunidad, me peino a la vez que voy a 120 km/h por la autovia, así era mi vida desde aquel día.

Aparco malamente, zona azul, paso de poner el papelito, me meto la camisa por dentro del pantalón, me abrocho el cinturón, llego a la puerta, enseño la entrada, las 22:20.

Me abren la puerta, una bocanada de voces cantando reboto contra mi piel, divisé la zona, no había más de 30 o 40 personas, pero oye, nunca había venido mucha gente a ver a Luisra, la verdad (pensaba para mi)

Los nervios se apoderaron de mi, jamás había estado así, ascendí por las escaleras, me acerque a la barra, pedí un gin-tonic (como siempre hacías tu), mientras tanto sonaba: "ya no se, como fue, se lleno la estancia, y una luz irreal se lleno de magia, comenzó a llover y cayeron ranas, decidí caminar solo por la playa..."

Me lo bebí de un trago, me ardía el pecho, me desabroche la americana, me dirigí a la pista, me adentre entre la gente, el calor se empezó a apoderar de mi, me quite la americana y me desabroche otro botón de la camisa. Me fui hasta la primera fila, ahí estabas tu, cantando y llorando a la vez, sola, como si el tiempo no hubiera pasado por ti, como si nunca nos hubiéramos separado. Luisra empezó a hacer chistes de esos que siempre hacía el, y tu te reías de la misma forma que siempre te reías, te estuve mirando tanto y tan seguido que empecé a notar los ojos secos, como las hojas marchitas de los arboles que nos miraban atónitos cuando pasábamos por debajo de ellos.

Empezó a sonar "Romper" y no se que estaba más roto, si la canción o mis piernas, deseosas de salir corriendo de aquel bar. Pero algo me animaba a ir hacía delante, era como una fuerza motriz de esas que te hacían avanzar, sin saber porque ni como, pero que me empujaban hacia ti.

Me acerque a escasos centímetros de ti, podía oler esa colonia que siempre te ponías por el cuello, llevabas puesto aquel colgante de la palma de Fátima, me asombré, seguías con el en tu cuello a pesar de todo, después de tanto tiempo, me acerque más, casi podía notar tu pelo en mis manos.

Me acerqué a tu oído, me armé de valor y te susurré:

-Siento llegar tarde Tree. No iba a dejar que vinieras sola a nuestro concierto.

Comentarios

Entradas populares