Tú eres herida. Mírate. Cuantas veces te has susurrado en bajito que las cosas iban bien, cuando todo era un continuo desastre. Que si, que aquí no estoy para que me leas, que aquí estoy para que te escribas a ti, para que detrás de tanto caos, de tanto miedo, de tanto dolor, consigas ser todo lo fuerte que te propongas.

Tú eres sabor. Sabor a todo un pasado cansado y gastado de sufrir, cansado de vivir desamores y decepciones, de perdidas y (pocos) reencuentros. No te preocupes, que eres el paladar ardiendo de otros labios, solo tienes que probarlos, date tiempo.

Tú eres magia. Eres varita, eres conejo y sombrero a la vez, eres el que engaña y el engañado, y eso es vivir una vida, que te vive y que vives, porque tras restos de los soplos de recuerdo que siempre llegan al viejo y roto cristal del que estamos hechos, aún hoy somos capaces (y eres) de darnos (de darte) una segunda oportunidad a nosotros (y a ti).

Tú eres yo. Muy fácil, tú eres la manta que tapa y destapa, el candelabro que ilumina y deslumbra, tú eres yo pero en versión tú, y yo soy tú pero en versión yo, es un concepto confuso, porque todos somos iguales pero en versiones particulares, todos tenemos una mente para pensar, un corazón para amar y unos labios para dar nuestra esencia a otros, pero en versiones únicas e irrepetibles.

Y tras tu cara de asombro leyendo un tú con tilde, entenderás, que a veces la ortografía no tiene porque ser usada para que todo sea correcto, sino para que nosotros seamos felices, al igual que con la vida.

Por lo que tú,
después de leerte,
no espero que te vayas satisfecho,
ni si quiera que te entiendas,

solo espero,
que tras 5 minutos siendo capaz de reflexionar sobre ti,
y leerte en silencio
con la mente en ti,

hayas conseguido entender,
que eres el cristal mas roto de todos
y la rosa mas primaveral del rosal,

solo tienes que ponerle tilde
a lo mejor que tienes,
que sin duda,

eres tú.

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