Nuestro mar de inseguridades

Me arme los trozos rotos de mi, eché a andar, menudo mar de dudas, pensé.

¿Y qué somos si ni si quiera sabemos qué queremos ser?

Me adentré en un pasadizo marcado por los retales de todos aquellos que dejaron sus historias a medias, que miedo, que frivolidad, que descontrol en aquel callejón.

Había tiendas que simbolizaban los restos de rosas marchitas que regalé a esas personas que un día amé, también había billetes a una ciudad desconocida, a un lugar que descubrí tras restos de una arena mojada.

También había tiendas que representaban mis lugares futuros, mis sentimientos por descubrir, los besos que daré y los que me robarán. Me di la vuelta, incendié botellas rociadas con alcohol, las reventé contra todas esas tiendas que simbolizaban pasado, caminé en calma, me reí, que facil era dejar atrás cuando estabas seguro de tú futuro.

Me encaminé al final del callejón, no había calle, ni si quiera un lugar cotidiano, me adentré en aquel lugar sin saber de donde venía, y salí en un mar color turquesa, lleno de piedrecitas y restos de una brisa nueva para mi. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, te vi por segunda vez, te miré a lo lejos, me reí, porque contigo he aprendido a ver el vaso medio lleno, y sí esta vacio, ya tendremos tiempo de rellenarlo.

Me acerqué más, tu mirabas al horizonte mientras comías mi pizza favorita, susurré tu nombre, te giraste como una noria en pleno revuelo de gritos y emociones, te sonrojaste.

De repente el mar nos acercó el atardecer a nuestros desgastados pies, sonaba Windsor y tus carcajadas teñidas por mi sonrisa.

Menuda magia en aquel mar de inseguridades, menuda inseguridad en aquel mar nuestro.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares