La cajita de música

Se puso a sonar, se puso en modo aleatorio, sonando y sonando, cada canción era más melancólica que la anterior, más cercana, más compatible con nuestra forma de entender la vida.

La cajita empezó con un Rock and Roll, porque las cosas buenas siempre tienen que ser a lo grande; después vino un Blues, y arrancaron como locos los chasquidos de los dedos; a continuación entro en acción un poco de Pop, y te aseguro que no había ni un resquicio de la habitación que no bailara con nosotros. Lentamente entraba el mítico Reggaeton, la ropa poco a poco empezó a sobrar en nuestros cuerpos y a deslizarse hasta caer sigilosamente contra el suelo. 

La cajita siguió sonando toda la noche, pero ya no estábamos como para saber que canción estaba rebotando contra esas cuatro paredes.

DOnde quiera que estemos,
REcordaremos aquella noche,
MIraremos melancólicos nuestros grandes ojos,
FAntasearemos como fantaseaban nuestras morenitas manos,
SOLventaremos los "tengo ganas de verte",
LAnzaremos deseos a cada luna llena,
SIn querer, nos pensaremos, tantas veces,
DOnde quiera que estemos.

Y así es, como "La cajita de música" no paró de sonar, no paró de sonreir, ni de mirarte como te mira, no paró de soñar. 

Aquella cajita de música, tenía un tipo de música diferente, una música destinada para aquellos que buscan encontrar un sonido especial, y por suerte yo buscaba ese sonido.

La cajita de música quería saber que palabra podía definirla, que palabra era acorde con sus notas musicales y entre suspiro y suspiro la encontré: "única", esa era la palabra. No había otra cajita musical como aquella.

Y la verdad, es que todos necesitamos de nuestra cajita musical, de nuestra melodía, de nuestro compás.
Y eso,
por desgracia,
o por suerte,
no podemos evitarlo.

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